Dos películas, dos temáticas, el
mismo año y dos productos maravillosos que difieren mucho el uno del otro. De
entrada, una de las pocas similitudes que podemos ver en ambas obras es el mágico
ritual de asistir a un baño público, y es que para nosotros esto es casi
desconocido, no tiene una presencia cultural y social tan importante como en
los países que enmarcan estas historias (China/Alemania). Otra semejanza la encontramos en los valores de
la familia, la lucha por preservar el patrimonio y seguir haciendo aquello que
no solo da sustento, sino también es pilar de las relaciones familiares,
sociales y amorosas.
La Ducha, por una parte, toca
fibras sensibles en el espectador, sobre todo en aquel que está inmerso en la
vida capitalista y el mundo material, como el hijo mayor en la historia. El
mensaje resalta el valor de nuestras raíces, de dónde venimos, quién creció con
nosotros y a su vez, nos hizo crecer. Leí en alguna reseña que “el hijo se ve obligado
a hacer frente a las responsabilidades familiares”, pero yo no lo veo así. Es cierto que cae en él un gran peso al morir su padre, pero creo que desde antes él ya era consciente de que el baño era
una parte de él a la cual no podía dar la espalda. En fin, a mí me pareció una
historia bastante conmovedora y reflexiva.
Tuvalu, por otro lado, es una obra más salvaje, en términos de estética y color. Como todo lo
desconocido, esta particular fotografía puede hacerte sentir incómodo al
principio, pero una vez que te adaptas y permites familiarizarte con la
cultura de este mundo ficticio, puedes apreciar un bello retrato de humanidad.
Hay un latente dinamismo en las escenas, las tomas son arriesgadas pero
exitosas. La falta de diálogo no merma la calidad del mensaje y podemos
encontrar en ella una historia interesante, divertida y cautivadora. La
atmósfera te envuelve y hace una marcada diferenciación entre el baño y el
mundo exterior, dándole ese aire expresionista de misterio y fantasía que nos transporta a un
lugar dónde las reglas se pueden ignorar, un lugar que sólo la cinematografía
se puede dar el lujo de crear.
Dos películas, dos perspectivas,
ambas excepcionales historias que solo un baño público puede alojar.
(Shower - Zhang Yang // Tuvalu - Veit Helmer)
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